(English below)
Una historia del mundo más que real: “El factor Choco” : )
Una historia del mundo más que real: “El factor Choco” : )
Historias inspiradoras sobre
cómo prosperar y alcanzar el éxito, en nuestros proyectos personales hay muchas alrededor del mundo. Una de mis favoritas es la de Walt Disney, quien
enfatizó alguna vez, con una encantadora frase, que en su caso, "todo comenzó con un
ratón”. : )
Pero hoy permítanme
compartirles una historia que conocí de cerca, y que tiene mucho qué enseñarnos
sobre el poder de la observación y el poder de la amabilidad, entre otras cosas
valiosas. Al terminar de leer esta
historia, sería muy útil preguntarnos de qué manera podríamos aplicar estas
sencillas ideas a nuestro negocio, nuestro trabajo o nuestro proyecto.
En algún lugar de la inmensa
ciudad de México, hay un mercado de los muchos en que se pueden adquirir toda
clase de frutas, legumbres, carnes, quesos, y cosas como telas, mercería, y
flores naturales.
Los dueños de los locales
del mercado acostumbran comenzar a abrir sus puestos alrededor de las 10 de la
mañana. Pero hay un local, uno solo, que
en la penumbra de las 5 de la mañana sorprende al que pasa por allí con su luz
blanca y brillante. Es la tienda de
abarrotes del Choco. Quién sabe porqué,
al principal tendero de ese negocio le conocen así: El Choco. ¿Será que le encantaba el chocolate desde
niño, o que alguna vez se bronceó tanto con el sol que quedó un poco
chocolatoso y se le quedó ese cariñoso apodo? ¡No tengo idea! El caso es que casi nadie ha de saber su
nombre real, pero para muchos de los que viven en esa colonia, él es toda una
celebridad.
El Choco y su familia: sus
padres, algunos de sus hermanos y ahora su esposa, atienden diligentemente su
tienda de abarrotes desde hace varios años. Pero no vayan ustedes a pensar que
es una tienda común y corriente, de ninguna manera. En la tienda del Choco se puede encontrar
cualquier cosa que tenga qué ver con una tienda de abarrotes, porque él jamás
permite que falte algún producto que una tienda de su tipo debería tener. Si no tiene algo que le has pedido, se
ocupará de tenerlo la siguiente vez. ¡Es una Choco-garantía!
Sin embargo, hay detalles
verdaderamente notables en este lugar:
El gobierno puso un centro de distribución de leche gratuita para las
familias de escasos recursos en la parte exterior del mercado, y la repartición
comienza todos los días en punto de las 5 de la mañana. El Choco, con su visión
de comerciante diligente y muy listo, detectó en ello una posibilidad: Esas señoras con toda certeza necesitarían
otras cosas para su comida de ese día, y si él abría la tienda desde esa hora, les evitaría a ellas una vuelta
adicional al mercado a las 10, hora en que los otros apenas estarían abriendo.
Dicho y hecho, desde hace mucho tiempo el Choco abre e ilumina su tienda a las
5 de la mañana, sin tomarse la molestia de peinarse un poco ni quitarse las
lagañas de los ojos, detalle que sus fieles clientas le han sabido perdonar con
bastante comprensión, ya que a esas horas casi ningún ser humano que va por la
leche es precisamente un dechado de belleza.
Sin embargo, el Choco tiene un lindo detalle en su personalidad: Aunque llegue una con pelos de explosión y
ojeras hasta las rodillas, el Choco la recibe con un amable “¿Qué le doy,
linda?” o un generoso “¿Cómo está usted,
preciosa?” y lo dice con tanto respeto y
amabilidad, que una se apenaría bastante tratando de acomodarse un poco el
despeinado greñero matutino,
si no fuera porque él
también muestra uno o dos de los clásicos “almohadazos” en su revuelta
cabellera de la mañana.
El caso es que al Choco y su
familia, tanta visión y diligencia les ha dejado una justa y cuantiosa recompensa: Ahora son dueños de una manzana completa y
parte de otra en la colonia, y se han vuelto empresarios en toda la extensión
de la palabra: Entre sus propiedades se
cuenta un edificio de varios pisos en el cual tienen diversos negocios, como un
gimnasio equipado con aparatos de vanguardia, una academia de karate,
papelerías, mercerías, y un buen número de etcéteras. Cuando el Choco llegue a
ser un viejito, bien podrá retirarse sonriendo a contemplar el mar hasta que
los cielos le llamen, pero dudo que él quiera dejar su trabajo algún día. Se nota que ama lo que hace.
En tantos pequeños negocios
que existen en las ciudades y en los pueblos y que ofrecen servicios y
productos parecidos, es importante pensar de qué manera podemos servir mejor,
de qué manera “humanizar” nuestro negocio o actividad, de qué forma podemos
darles ventajas a nuestros clientes y hacerlos sentir bien. En esta ocasión, le llamaré “El Factor
Choco”.
¿Qué observas en esta
historia que pudiera aplicarse a lo que haces o planeas hacer?
¿De qué forma puedes ser
diferente, y distinguirte?
¿De qué manera puedes crear
nuevas posibilidades en actividades ya establecidas y conocidas?
¿En qué forma “El Factor
Choco” podría ser aplicable a tu trabajo o tu proyecto?
A story from the
more than real world: “The Choco Factor” :
)
There are many
inspiring stories about how to prosper and succeed in our personal projects
around the world. One is my favorites is the story of Walt Disney, who once
emphasized, with a lovely phrase, that in his case “it all started with a
mouse”. : )
But today, may I
share with you a story of a person I knew, who has a lot to teach us about the
power of observation, and the power of kindness, among other valuable things.
At the end of this story, it might be useful to ask ourselves how we could
apply these simple ideas to our business, our work or our project.
Somewhere in the
big Mexico City, there is a market where you can buy all kinds of fruits,
vegetables, meat, cheese, and other things such as fabrics, haberdashery and
flowers.
The vendors of
the market open their shops at about 10 a.m. But there is one shop, one only, that
in the middle of the early morning darkness, surprises anyone who walks by,
with its white and bright lights. It is the Choco’s Grocery store. Who knows
why they call the owner of that store like that: the Choco. Could it be that he
loved chocolate when he was a kid, or that he got too tan once that he looked
chocolate-coated, so he got that nickname? I have no idea! The point is that
almost no one knows his real name, but for many who live in the block, he is
such a celebrity.
The Choco and
his family: his parents, some of his siblings and now his wife, have been
working diligently at their grocery store for many years. But don’t you think it is an average store,
no way! At the Choco’s store you can find anything related to a grocery store,
because he never permits his store to lack a single product a grocery store
should have. If he doesn’t have something you have asked for, he will make sure
to have it the next time. It’s a Choco-guarantee!
However, there
are really remarkable details in this place: The government placed a free-milk
distribution center for the low income families at the outer part of the
market, and the distribution starts every day at 5 o’clock in the morning.
The
Choco, with his smart and diligent entrepreneur’s vision, detected a
possibility there: Those ladies would certainly need other things for thay
day’s meal, and if he opened the store from that hour, he would help them avoid
an additional return to the market at 10 am, the hour when the others were just
opening. No sooner said than done, from so long ago the Choco opens his store
at 5 am, without bothering to comb his hair nor getting rid of the sleep in his
eyes, detail that his loyal customers have forgiven quite comprehensively,
because at that time of the day, almost no human being is precisely a beauty
icon. However, the Choco has a nice detail in his personality: Though one
arrives with an “explosion hairstyle” and bags under eyes that drop to the knees,
the Choco welcomes you with a kind “What do you need, beautiful?” or a generous
“How are you, precious?” and he says it with so much respect and kindness that
one would feel embarrassed while trying to fix their morning messy hair, if he
only didn’t show one or two cowlicks in his scruffy morning hair too.
In this occasion, I will call this “the Choco factor”
What do you see in this story that could be applied
to what you do or plan to do?
How could you be different and stand out?
How can you create new possibilities in already established
and common activities?
How can “the Choco factor” be applied to your work or
your project?