photo output_wGVPMa.gif photo output_7dEpUb.gif photo output_9ADPmk.gif photo output_WiSQHB.gif photo output_GbyWZB.gif

.


Hay un Universo dentro de cada uno

Ayer fui con mi familia a un museo de arte contemporáneo en pleno corazón de la ciudad de Puebla, México.

Me considero una persona capaz de apreciar y admirar las variadas formas de arte que existen no sólo en el país, sino en el mundo, pero no creo haber estado preparada para lo que presencié ayer.


Estoy dispuesta a admitir que soy ignorante, pero este tipo de arte no es algo que haya podido apreciar ni disfrutar.  Las obras artísiticas, como están consideradas, eran conjuntos de materiales de desperdicio dispuestos en alguna forma en que su autor consideraba estar comunicando algo, y yo nunca entendí qué, exactamente.


Algunos eran cuadros sobre bastidores enormes, de colores pálidos y monótonos, cuya superficie había sido raspada dándole un aspecto muy similar al de la pintura descarapelada de una pared llena de humedad.  Otras obras eran bastidores negros con una capa de papel parecido al periódico que había sido previamente pegado al bastidor y luego desgarrado en trazos sin ningún tipo de uniformidad.  Especialmente tengo en la memoria unas hojas de algún papel tipo estraza, hechos un rollo apretado, que había sido embutido en una masa informe de cemento gris mientras éste estaba todavía fresco y que al endurecer había atrapado para siempre un extremo de ese apretado rollo de papel.  En medio de uno de los espacios para jardín, había un amontonamiento de tablas de madera, cubetas de pintura vacías, cuerdas y otros objetos propios de una obra de construcción, dispuestos en un desorden que en la mente del artista transmitía un fuerte mensaje, Pero es un mensaje que definitivamente no cumplió su objetivo en mi, ya que la obra artística me causó ganas de salir corriendo.  

Aunque estoy lejos de alcanzar a comprender porqué se considera arte este tipo de obras, mi experiencia de ayer me ha hecho reflexionar más fuertemente que nunca sobre las formas tan distintas en que cada uno vemos la vida, percibimos la belleza, entendemos un mensaje, asimilamos una instrucción, o adoptamos una doctrina. 

Respeto y acepto que para algunas personas, lo que vi ayer sea deseable de ver y apreciar, pero sin ninguna duda, son mentes de una complejidad y una percepción muy, muy lejanas a la mía.

La conclusión es que hay un universo distinto en cada cerebro y en cada corazón, y que esas diferencias son válidas y respetables. Es difícil no sentir cierta aversión y espíritu de crítica cuando algo ó alguien no es exactamente como lo creíamos ó lo esperábamos;  cuando no va de acuerdo a nuestras expectativas y a nuestra forma de ver la vida. Pero eso es precisamente lo que nos hace humanos:  el ser parecidos en las cosas más básicas, y ser tan diferentes, y a veces distantes, en la forma en que percibimos lo que llamamos realidad.  

Sólo estaremos listos para ser verdaderos hermanos, y para lograr cierto grado de unión entre los hombres y entre las naciones, cuando aprendamos que es en los abismos donde hay qué tender los puentes, y al traspasarlos, estar cerca unos de otros con amor y tolerancia, comprendiendo que hay un universo distinto dentro de cada uno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario